—¿Cómo te fue en el camino, Caperucita?
—Lo de siempre, abuelita: sirenas, un cíclope, una hechicera... Lo malo es que, ya al llegar, tu viejo perro que parece lobo se murió de la alegría al reconocerme.
Album colectivo de infancia para explorar cambios, traumas y alegrías, risas y lágrimas, disfraces y máscaras...
Corrían los años finales de la década de 1950. Don Nacho Ocaña, conocido y próspero comerciante del pueblo, era un hombre bonachón y padre d...
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